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  • Redacción Nicho Cultural

Cantos que inundan el río y hacen germinar la esperanza


Cantar sana. Cantando es posible tramitar los duelos y hacer germinar una semilla de esperanza a la que aferrarse para poder seguir viviendo. Es eso lo que hace Ana Oneida Orejuela Barco, quien protagoniza y musicaliza ‘Cantos que Inundan el río’, una película documental que recrea el horror de la guerra en Bojayá, Chocó, poniendo de relieve la importancia del canto como herramienta transformadora.


Oneida nació Pogue, un pueblo en las entrañas selváticas del Chocó -pacífico colombiano- al que se llega haciendo una travesía en panga o bote, primero por el río Atrato y luego por el río Bojayá, hasta llegar a la desembocadura del río Pogue, donde está el pueblo que lleva su nombre, habitado por unas seiscientas personas, todas emparentadas por alguna esquina de su común linaje.


Allí creció Oneida, amamantada por las prácticas cotidianas de las comunidades negras del pacífico, de la ritualidad que rodea la despedida de los muertos, con cantos de alabaos: una especie de oración musical que tiende un puente íntimo entre los que se van de este mundo y los que se quedan, ponderando las virtudes y bondades del difunto para que guíen su viaje al lugar de las almas, para atemperar los momentos duros del duelo y pintar bonito los recuerdos que perviven en los deudos.


Ella era muy niña cuando aprendió a cantar aquellos cantos ancestrales y a vivir en común unidad con los suyos; es decir, con las personas/familia que allí vivían y también con el río de aguas cristalinas que les proveía vida y les contaba cosas, como por ejemplo cuando se acercaba alguien y podían establecer, sin verlo, si se trataba de un lugareño y un forastero.


Oneida Orejuela, protagonista. Foto Cortesía.

En un pueblo con tan abundante flora es natural que también haya abundante fauna. Incontables especies de animales, amigables y no tanto, también tenían su hábitat en Pogue; por eso, cuando Oneida tenía tan solo ocho años, se topó con una serpiente venenosa cuya mordedura demandó la amputación de su pierna izquierda, lo cual constriñó sus libertades para andar. Por eso Oneida permaneció siempre en el pueblo.


Ahí la sorprendió el horror del dos de mayo año 2002, cuando 79 personas, entre ellas 48 menores de edad y muchas parientes de pogueños, fueron masacradas en la iglesia, donde intentaron guarecerse de los enfrentamientos entre paramilitares y la guerrilla de las Farc. A esta cifra se sumaron otras trece personas que ya habían muerto en los días previos en medio de esos enfrentamientos entre grupos armados y siete más que murieron después, a raíz de las esquirlas de la explosión que los alcanzaron ese terrible día de mayo, cuando, según lo contaron después al Centro Nacional de Memoria Histórica, “ese día fue tanto el dolor, que hasta fue difícil cantar”.


El dolor empujó a Oneida a componer cantos, de modo que los alabaos que antes entonaban para acompañar a los difuntos en su tránsito hacia el lugar de las almas, se acompañaron por otros, creados por ella, para narrar los horrores vividos por su gente. Hoy, no solo sus cantos, sino los de sus compañeras cantaoras de alabao de Bojayá, son pregones por la dignidad de las víctimas, por la resistencia de sus parientes y paisanos, por el perdón que dé sosiego al alma y por la esperanza de un lugar de vivienda en paz.


La película Cantos que inundan el río fue producida por el colectivo audiovisual Pasolini en Medellín y fue dirigida por Germán Arango, popularmente conocido como ‘Luckas Perro’. El equipo se completa con Ana María Muñoz como productora, Liberman Arango como director de fotografía, Andrés Acevedo como sonidista, Lukas Perro y Gustavo Vasco como guionistas, Gustavo Vasco como montajista, Guido Beremblum como diseñador sonoro y Oneida Orejuela Barco y las cantadoras de Bojayá en la música original; su distribución está a cargo de Briosa Films.


Cuando llegó a las salas colombianas, este año, cuando se conmemoran los 20 años de la masacre de Bojayá, ya había hecho un recorrido internacional, pasando por como Prix Documentaire, Recontres de Toulouse, Festival de Cine de América Latina de Toulouse, Francia, 2022, donde fue su estreno mundial, y el Festival Internacional de Cine de Lima, donde se estrenó a nivel latinoamericano. Ha participado en festivales como Festival Internacional de Cine Documental, HOT DOCS, Canadá - 2021; Festival de Cine Documental, True/False, Columbia, EE. UU - 2021; Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Guadalajara, México, 2021; Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, FICCI Colombia, 2022.


El director Germán Arango (Luckas Perro) ya había producido el documental ‘Las Musas de Pogue’, con el que recibió la estatuilla de mejor banda sonora en el Festival Internacional de Cine de Florianópolis en Brasil y fue seleccionado en festivales de España y Colombia.


Esta película se hizo para ser vista en salas; es un viaje sensorial por las selvas del pacífico colombiano que se disfruta especialmente en la magia que brinda la “caja negra” de un cine. Quien entre a la sala se podrá sumergir en la selva, sentirse adentro de los sembrados de plátano, navegando en el río o sintiendo la brisa sonora con las hojas que caen de los árboles, mezclados con los hipnóticos cantos de decenas de aves de la región, el sonido del río, de la lluvia y sobre todo las más de 15 canciones que Oneida y las cantadoras de Bojayá han compuesto para ser escuchadas por el mundo entero”, ha dicho Luckas Perro.


Lo que buscan con la película es – según dijo- “destacar la fuerza de las mujeres, la resistencia del pueblo afrocolombiano y la necesidad imperativa de que cese la guerra. Nos inspiramos en ellas, Oneida Orejuela Barco y el grupo de Cantadoras de Bojayá, mujeres que han vivido una guerra que no da tregua, que las golpea a diario y a la cual ellas responden con cantos, con unión y tradiciones”.

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