La boda que pasó de la felicidad al llanto
Todo se vino al suelo de un momento a otro cuando la felicidad era la protagonista, y llegó el llanto vestido de desespero sin ser invitado al matrimonio cristiano de los jóvenes Camilo Andrade y Edeb Shaday Calderón Rosales, quienes pertenecen a la Iglesia Cristo Vive en Mí.
Ellos habían escogido la noche del pasado sábado primero de junio en la casa campo Riascos, en las afueras de Valledupar, para unirse como lo señalan las sagradas escrituras. “El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”.
El pastor José Rosales, tío de la novia, cumplió esa voluntad. Sus palabras fueron elocuentes para los recién casados. “La gracia de Cristo permanezca con ustedes, el amor de Dios les guarde y el Espíritu Santo les sostenga de tal manera que puedan crecer en amor santo, encuentren la luz y sostén el uno en el otro siempre, y permanezcan fieles hasta que la muerte los separe”.
Hasta ese momento todo era tranquilidad, alegría y el amor fluctuaba en aquel lugar, llegando al instante de darse el beso, considerado el silencio más maravilloso del mundo, que ellos compartieron con amplias sonrisas delatando su felicidad.
Después de la ceremonia comenzaron a caer las primeras gotas de agua indicando que se avecinaba un fuerte aguacero, provocando que más de 100 personas invitadas, ingresaran al salón de eventos donde se llevaría a cabo la celebración.
Allá, el primer acto fue el brindis teniendo una música suave de fondo, anunciado que la pareja iba a beber la dulzura del amor, donde la voz se queda sola y se habla solamente con la mirada…
En ese momento pasó por la mente de la recién casada el instante de iniciar la relación con su amado Camilo, noviembre 2021, dando el amor los más bellos saltos, produciendo el más alto volumen a los sentimientos que abrieron sus pétalos como una flor perfumada. También, cuando su enamorado le pidió el día lunes 20 de noviembre de 2023, el deseo de unir sus vidas, comenzando los preparativos que se concretaron 194 días después.
Ella dichosa escribió. “El amor en todo sentido es representativo porque consume todo nuestro interior, para llenarnos de una esperanza que nos cubre de alegría, y de un futuro glorioso”. Bella manera de ponerle sentido a los latidos del corazón enamorado.
La caída del techo
De un momento a otro se fue la luz, y la infraestructura del techo se desplomó en segundos. Todo colapsó en efecto dominó y únicamente se escuchaban gritos pidiendo auxilio y algunos buscaban la salida, pero las puertas no abrían. En la oscuridad se escuchaba llamar a personas por sus nombres y nadie respondía. El registro de las autoridades indicó que hubo dos personas fallecidas y más de 40 heridas.
El testimonio lo entregó Deivis Hernández Martínez, quien era el productor encargado del sonido y las luces del escenario. “Gracias a Dios estoy vivo. La infraestructura se vino al suelo y me cayó a poco menos de un metro de donde estaba. Eso fue terrible, difícil de contar, cuando la mayoría estaba debajo del techo que se había desplomado. Muchos ayudamos a sacar a personas heridas, mientras llegaban las ambulancias y los organismos de socorro”.
También manifestó que varios integrantes del grupo Show Latino, a los cuales les correspondía amenizar la fiesta, llegaron tarde y eso los salvó de la tragedia.
El productor de sonido perdió su celular y elementos de trabajo, pero no la vida para seguir sacando adelante a sus cuatro pequeños hijos: Samuel David, Ana Lucía, Isaac Daniel y Ángel Gabriel, quienes al lado de su señora María Fernanda García, son su máxima adoración y motivo para trabajar, así las dificultades aparezcan cuando todo pinta bien.
Al día siguiente del hecho regresó Deivis Hernández Martínez, al lugar de la tragedia pudiendo mirar de cerca lo sucedido. “Con la luz del día reafirmo que fue un milagro de Dios, porque la tragedia hubiera sido más grave y me lleno todavía de angustia al recordar tantas personas atrapadas. Todo comenzó con un ruido estruendoso y me imaginé como todo era alegría a esa hora, para terminar en tan grande tristeza, algo que no estaba en los cálculos de ninguno. La misericordia de Dios fue grande”.
La tristeza de Edeb
Para Edeb Shaday Calderón Rosales, hija de los fallecidos pastores Eduardo Calderón Morales y Janeth Rosales Manga, era el día más feliz de su vida porque se cristalizaban aquellas ilusiones que se posaban en su corazón, pero de un momento a otro llegó el hecho que no estaba escrito en el libreto.
A ella se le notó demasiado conmocionada, llorando, nerviosa y caminando de un lado para otro. Aunque no sufrió lesiones si lamento la tragedia donde murió su amiga y dama de honor, Naileth Guerra Ochoa. A su vez Camilo Andrade, contó. “Abracé a Edeb, y luego salí a sacar personas. Estaba lloviendo, había oscuridad total y todo era un caos”.
Para Edeb y Camilo, todos sus planes cambiaron. Ahora están compungidos por este hecho que se volvió noticia, cuando ellos quisieron hacerlo sin tanto ruido, siendo únicamente los protagonistas y estar llenos del más grande gozo producto de su cosecha de amor.
De todo quedó una reflexión que la propia Edeb Shaday, escribió. “Donde crees que la historia llegó a su final, donde crees que Dios colocó un punto final, es simplemente el inicio de algo nuevo, más grande y más poderoso”.
Todavía se estremecen los cimientos del corazón de las personas asistentes a la boda, que en segundos se pasó de la felicidad a permitir asomarse en sus ojos muchas lágrimas, en medio de los escombros y las preguntas sin respuestas.
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