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Juan Rincón Vanegas

Alejo Durán siempre llevó el corazón y parte de su alegría en su pedazo de acordeón


El hombre que era magdalense de nacimiento, cesarense por decreto y cordobés de corazón, regaló el mayor ejemplo de honradez la noche del viernes primero de mayo de 1987 en la plaza Alfonso López de Valledupar, en la gran final del primer concurso Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata, cuando interpretaba ‘Pedazo de acordeón’, su célebre canción en aire de puya.


Cuando a Gilberto Alejandro Durán Díaz el público lo aplaudía, silenció de repente su acordeón, y tomando el micrófono con su voz fuerte hizo la declaración que nadie esperaba: “Pueblo, me he acabado de descalificar yo mismo”.


Ante sus palabras, el público continuó aclamándolo y el jurado que integraban Lorenzo Miguel Morales Herrera, Gustavo Gutiérrez Cabello, Ovidio Granados Melo, Hugues Martínez Sarmiento y Armando Zabaleta Guevara, le permitió volver a ejecutar su canción a pesar del error que pudo pasar entre la rapidez de la ejecución de la puya, según lo manifestó el juglar nacido en El Paso, Cesar.


Cualidades de Alejo

31 años después de aquel acontecimiento que marcó la historia del folclor vallenato, se consultó a dos de los jurados, Gustavo Gutiérrez Cabello y Ovidio Granados, los otros tres han fallecido, para rememorar lo sucedido esa noche donde Alejo Durán tuvo la gallardía de manifestar que se había equivocado y quedaba fuera de la competencia.


El cantautor Gustavo Gutiérrez Cabello, al respecto indicó: “Esa vez me sorprendió la sinceridad de Alejo, porque eso fue casi imperceptible. No sé si fue por demasiado rigor por cumplir las normas del festival, pero con los compañeros del jurado le pedimos que siguiera haciendo la interpretación, asunto que rechazó al principio, después aceptó y terminó aplaudido”.

De igual manera, el célebre acordeonero e integrante de una gran dinastía, Ovidio Granados, recordó sobre el particular: “Alejo era de una sola pieza. Eso lo dijo y de ahí no lo sacó nadie, que había fallado en los bajos al tocar la puya. Un momento no esperado porque fue rápido y no se notó mucho. Al final, ganó Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, quien presentó de la mejor manera los cuatro aires”.


‘El Negro’ Alejo a la hora del acto de premiación volvió a demostrar su calidad humana, que fue una de sus grandes virtudes y que lo catapultó a la gloria, al ponerle la corona al primer Rey de Reyes Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, y en ese mismo momento felicitó al ganador y dijo que él se había ganado al pueblo.


Días después, Alejo Durán regresó a Planeta Rica, Córdoba, población donde vivió por muchos años, donde fue recibido como un héroe. Le pusieron una corona simbólica y fueron varios días de fiesta. Incluso, a su casa le llegaron cientos de telegramas felicitándolo por su honestidad.

A esto se suma el nacimiento del Festival ‘Pedazo de Acordeón’ en su tierra El Paso, Cesar, que durante el presente año llegó a 30 versiones. En El Paso, le han levantado tres esculturas al primer Rey Vallenato, pero dicen los pobladores que en ninguna se parece. Lo cierto es que a la entrada de la población está una inmensa valla donde aparece una foto del juglar y dice: “Bienvenidos a El Paso, tierra de Alejo Durán. Apa. Oa, Sabroso”.


‘La Cacica’ exaltó a Alejo Durán

Consuelo Araujonoguera fue la primera periodista que le hizo una entrevista a Gilberto Alejandro Durán Díaz, donde lo pintó de pies a cabeza y le dijo al mundo que se estaba ante una gloria del folclor vallenato.


“Cuando Alejo Durán se subió a la tarima al lado del amplio rectángulo de la plaza Alfonso López, fue cuando tuvimos la noción exacta de que el Festival de la Leyenda Vallenata había comenzado, y comenzado bien. Dos noches después en la gran final, ’La cachucha bacana’, ‘Elvirita’, ‘Alicia adorada’ y ‘Pedazo de acordeón’, fueron apenas la notificación musical de la apoteosis colectiva que desde entonces lo consagró para siempre en el afecto y la devoción de la gente.

A partir de ahí se levantó uno de los más grandes mitos vivientes del vallenato y comenzó a gestarse esta leyenda blanca que envuelve al Rey Negro. De ese 30 de abril de 1968 en adelante, la gloria comenzó a rodar alrededor de ese hombre humilde y sencillo que, al solo golpe de sus dedos prodigiosos sobre el teclado vió su sencillez convertida en fama y su humildad trocada en grandeza.

Desde ese momento, Alejo Durán y el Festival de la Leyenda Vallenata formaron una simbiosis perfecta, un dúo sentimental, una relación tan profunda y certera que no se puede analizar el uno sin el otro, ni referirse a la persona sin hacer mención obligada del certamen”.


En medio de este recuento histórico, se reseña que el 9 de febrero de 2019 se conmemorarán los 100 años del natalicio del primer Rey Vallenato Gilberto Alejandro Durán Díaz, y mediante la Ley 1860 del primero de agosto de 2017 quedó sancionado el homenaje que se le rendirá desde la Nación, a la cual se le añadirá la construcción en su tierra de la escultura ‘Alejo Durán’, la declaratoria del Festival Pedazo de Acordeón como Patrimonio Cultural de la Nación; la construcción y adecuación de una casa museo, un parque temático, la publicación de la biografía de Alejo Durán, edición de su obra musical y una programación de eventos académicos y musicales en los que se exalte su vida y obra.


El Pedazo de Acordeón

El hombre humilde quien sólo pidió que le llevaran al cementerio su pedazo de acordeón, que cada canción en su mayoría era una carta de amor dirigida con nombre propio, ese mismo que puso en su frente y en su corazón la palabra ‘Honradez’, sigue vivo a través de su ejemplo y obra musical que como los aguaceros de su pueblo se resisten a escampar porque con la fuerza de su voz desde el cielo canta:


"Este pedazo de acordeón en donde tengo el alma mía,

ahí yo tengo mi corazón y parte de mi alegría.

Muchachos si yo me muero les vengo a pedir el favor,

me llevan al cementerio este pedazo de acordeón.

Eso dicen mis amigos, que esto es una vanidad,

si nadie me da cariño como mi acordeón me da".

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