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  • Mary Mosquera @mary.mosquera

Un Frente Amplio para afrontar el tsunami de la Economía Naranja


Poetas cantores del vallenato. Imagen de archivo de Nicho Cultural.

En el entendido que cultura es el conjunto de bienes, materiales e inmateriales de un sujeto o grupo social, transmitido generacionalmente a fin de orientar las prácticas individuales y grupales, clasificadas de acuerdo con los intereses, incluyendo lengua, procesos, habilidades, modos de vida, tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimiento, algunos defensores y portadores de la cultura colombina han creado un frente que oficie como barrera para detener el tsunami que trae consigo la cultura naranja.


Con ese objetivo se da vida al movimiento ‘Frente Amplio por la Cultura’ para que aglutine el pluriétnico universo cultural del país. Sus mentores, un colectivo de activistas y defensores culturales del país, tienen como tarea tejer un manto extenso con el que puedan arropar todas las formas y lenguajes culturales existentes, para darle status a la voluminosa capacidad creativa que tienen los portadores de cultura y, de paso, que sus obras obtengan valor y desligarlas de los vaivenes de la oferta y de la demanda comercial.


Direccionados a lograr esa meta, los creadores del ‘Frente Amplio por la Cultura’ pusieron en marcha una serie de encuentros a gran escala, con el fin de caracterizar la situación actual de los actores, artistas y colectivos, de todas las aristas de la cultura de la geografía colombiana, con presencia en todos los territorios donde se mueva pincel, se escriba un poema, se toque un instrumento, se teja una madeja de hilo, se utilice un pote de pintura, se haga una obra de teatro, se escriba una canción, se cree una melodía, etcétera.


Cómo nació el ‘Frente Amplio por la Cultura’.


En dialogo con Santander Duran Escalona, gestor de la creación del movimiento ‘Frente Amplio por la Cultura’, manifestó el descontento del sector cultural en Colombia con el programa ‘Economía Naranja’ que, entre otras cosas, vendió la cultura del país a multinacionales extranjeras de espectáculos, de modo que los creadores y portadores de la cultura nacional no reciben el apoyo, ni les brindan los medios para producirla y vivir de su arte.

Santander Durán Escalona observa a Alex Baquero interpretando una de sus canciones en idioma francés.

Se concibió a través de la virtualidad, en una conversación entre cuatro amigos: Felipe Arango, un pintor pereirano; el médico, mago profesional y profesor universitario bogotano, Jairo Ortega; el director de la biblioteca departamental de Riohacha, Santiago Rodríguez, y Santander Duran Escalona; hablábamos de situación de la cultura en Colombia y encontramos unas deficiencias enormes con relación al programa de ‘Economía Naranja’ que se viene implementando paulatinamente por parte del Gobierno Nacional con unas desventajas abismales para el beneficio de los portadores de cultura del país”, expresó Durán Escalona.


Los participantes de esa tertulia de amigos coincidieron no estar de acuerdo con las bases que sostienen la cultura en el país. “Nadie estaba de acuerdo con ese programa, entonces iniciamos la creación de la red de cultura, una sombrilla que protegiera a todos los portadores de cultura. Hoy cuenta con más de 300 organizaciones afiliadas y otra cantidad de artistas particulares; aquí caben todos: los que fabrican sandalias o abarcas tres puntá, los artesanos, fabricantes de manualidades, músicos, artistas plásticos, pintores, muralismo, los de retratos callejeros, pintores de grafitis, de brocha fina, actores de cine, teatro, tv, compositores, entre otros”, relató.


Proyección del Movimiento


El movimiento le apunta a la creación de una nueva ley de cultura que beneficie a todas las partes y se pueda poner en práctica; con ese idea en mente esperan, en un futuro cercano, hacer grandes concentraciones en diferentes plazas del país, con presencia de artistas, portadores, espectadores y defensores de la cultura para exigir tal documento.


En uno de los foros que realizamos, con 170 organizaciones, con presencia del viceministro de cultura, le manifestamos el descontento del sector con el ‘Plan Nacional de Cultura’ que elaboró el Ministerio, para implementarlo y dejarlo de obligatorio cumplimiento a los gobiernos siguientes. Consideramos que al documento le faltó análisis y consulta con las bases; más aun, cuando un anterior proyecto similar a ese, había fracasado en periodo anterior”, puntualizó Duran Escalona.


Un primer borrador


Las primeras mesas de trabajo arrojaron un documento en borrador que el Frente espera ir perfeccionando; en estos encuentros se abordaron varios temas: la diversidad y las políticas públicas culturales, la situación laboral y dignidad de los artistas, actores y portadores culturales, la relación con la cadena de producción cultural y la identidad y memoria histórica cultural.


En cuanto a diversidad, se constató que Colombia, por ser un país pluriétnico y multicultural, de los más ricos en expresiones culturales del universo, se hace necesario una extensión al nombre del Ministerio de Cultura por ‘Ministerio de las Culturas y las Artes’, desmarcando así la política cultural del concepto mercantilista y empresarial del programa de gobierno denominado ‘Economía Naranja’, que según el concepto unánime del colectivo de activistas, ‘La Economía Naranja’ resultó ser perjudicial para la salud cultural del país, y por ser un derecho social, esta demanda responsabilidades y obligaciones estatales de interés transversal a la sociedad; que se requiere con inmediatez, una política de derechos de autor que garantice la propiedad intelectual del creador por encima de los comercializadores, y que se debe incluir la cultura y las artes como renglón fundamental de la educación a todos los niveles, con profesionales idóneos y trabajar en la defensa y promoción de carnavales, festivales y demás manifestaciones artísticas y culturales.


Los promotores del ‘Frente Amplio por la Cultura’ encontraron necesaria la creación de políticas de Estado, que permitan la participación regional de todas las organizaciones y hacedores individuales de culturales, que se dignifique al artista y hacedor cultural, que se incluya una renta básica para el fomento del arte y los artistas y, además, se les den garantías pensionales. Consideraron necesario tener un diagnóstico acertado del sector, que permita reconocer el trabajo de los artistas, gestores y creadores, y velar por la conservación de los bienes que forman parte del patrimonio.


Reparos a la ‘Economía Naranja’


Fuertes tropezones han encontrado en el camino el programa implementado por el gobierno agonizante del presidente Iván Duque, denominado ‘Economía Naranja’. Según Felipe Arango, pintor, miembro de la Unidad Nacional de Artistas y creador del naciente movimiento ‘Frente Amplio por la Cultura’, “el programa ‘Economía Naranja’ fue diseñado como una teoría del Banco Interamericano de Desarrollo; dado, el exceso de capitales que hay en el mundo dedicado a la producción, compra y venta de bienes y servicios; a estos dineros les buscan nichos para que produzcan y eso ha llevado a los gobiernos a inventarse unas economías paralelas a las tradicionales para beneficiar a estos grupos financieros y generarles rentabilidad”.


Lo primordial para este grupo de activistas es que se le reconozca y dé la importancia que tiene la cultura, como elemento fundamental para el desarrollo de las naciones y de cualquier sociedad; es ésta, la que determina valores, las maneras críticas y analíticas de abordar los problemas, es fundamental en la estética y pensamiento de cada sociedad, lo que la convierte en transversal a la humanidad.


Pues toda persona se beneficia directa o indirectamente de las propuestas que se hacen desde el campo cultural, bien sea como aporte a la identidad nacional, al tejido social, a la crítica o elogios de los países y, en general, la trascendencia enorme como legado a las nuevas generaciones.


El estado colombiano en toda su historia, no se ha entendido con el problema de atender y hacer desarrollar la cultura, problemática que se recrudeció después de las firmas e implementación de los tratados de libre comercio; en Colombia la cultura es tratada como un bien de consumo y no como la creación que enriquece la vida y la sociedad, que es un derecho”, afirma Felipe.


Y continuó, “Al ser tratada como un bien de consumo es comparable con otros bienes; es decir, tienen el mismo valor| una poesía con un lápiz; una obra de teatro con una libra de papa, una pintura con un par de zapato y generan lo mismo para la sociedad. Así convirtieron la cultura y las artes en un comercio que de por sí es una aberración teórica”, finalizó.

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