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Juan Rincón Vanegas @juanrinconv

Valledupar es un canto enmarcado en grandes ausencias sentimentales

El famoso Palo 'e mango sigue en la plaza igual. Foto Cortesía.

Cuando comienza el mes de abril todo apunta al Festival de la Leyenda Vallenata, este año en homenaje al cantante Iván Francisco Villazón Aponte.

 

Valledupar es dueña de una característica especial donde el sonido de un acordeón, una caja, una guacharaca, abundantes versos  y una voz parrandera, hacen posible que en el mes de abril todo gire alrededor del Festival de la Leyenda Vallenata. Por este único motivo el corazón palpita de emoción permitiendo que el recuerdo nunca muera y las palabras adquieran el poder de revivirlo sentadas en el pentagrama adornado con bellas melodías.

 

El “Embeleco”, como al principio se denominó, cuenta con los ingredientes necesarios para ser el evento que acerca multitudes en los distintos escenarios de concursos y en el Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’, donde se lleva a cabo la más grande parranda musical y folclórica.

 

Muy claro lo señaló muy convencida Consuelo Araujonoguera. “Cuando comienza abril en medio de la dura realidad nacional, nuestros acordeoneros, cajeros, guacharaqueros, compositores, verseadores, cantantes y grupos de piloneras nos confirman una vez más que hay empresas grandes, pujantes, famosas y ricas, pero la mejor, la única empresa del espíritu que sobrevive y se mantiene pese a todo y más allá de todo, se llama Festival de la Leyenda Vallenata”.

 

Las añoranzas calcadas hasta en el alma no dan reversa, y en ese sentido el compositor Rafael Enrique Manjarrez Mendoza, recalcó. “Esa ausencia sentimental me marcó para toda la vida y es la misma que experimenté cuando compuse la canción en Bogotá. También agradezco el reconocimiento recibido por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata cuando mi canción ‘Ausencia sentimental’ ganadora en el año 1986, fue declarada himno del Festival de la Leyenda Vallenata. Cada vez que escucho la canción siento nostalgia y emoción”.

 

En la Capital Mundial del Vallenato, a finales de abril aparece el círculo eterno del retorno donde figuran juglares, Reyes Vallenatos y toda esa amplia familia del folclor que le pone la nota precisa a una música que nació en los corrales y que hoy recorre el mundo con sus distintos aires. Muy bien lo profetizó Consuelo Araujonoguera. “La música vallenata con el tiempo se impondrá en el mundo”.

 

Ausencias eternas…

 

“Ya comienza el Festival, vinieron a invitarme, ya se van los provincianos que estudian conmigo, ayer tarde que volvieron preferí negame, pa’ no tener que contarle a nadie mis motivos. Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme, me quedo en la capital, por cosas del destino”.

 

Este es el evento de mayor convocatoria cultural del país y lo mejor es recordarlo a través de su himno ‘Ausencia sentimental’, una realidad que se siente cuando el corazón no encuentra su lugar predilecto en el entorno vallenato.

 

La historia de este canto tiene una excelsa connotación queriendo estar cerca a la meca del vallenato, dándole la razón a los que piensan que esta bella y evocadora obra, es la más fiel radiografía de la nostalgia, el sentimiento en trance del que se encuentra lejos y la memoria viva que busca en los recuerdos un presente igual o mejor, pero que al recibir “las razones de sus compañeros”, todo se torna diferente.

 

El himno del guayabo, ese que no produce el trago, permite repasar los episodios del Festival de la Leyenda Vallenata, además de andar por los caminos que el compositor recorrió a la distancia cayendo en cuenta. “Hay cosas que hasta que no se viven no se saben”.

 

Canción querida

 

El paseo ‘Ausencia sentimental’, tiene sabor a parranda, a música, a encuentro con amigos, a nostalgia, a paseo por río Guatapurí con sus aguas cristalinas; ingredientes que la incrustaron en el corazón de un pueblo como la más querida de todas las canciones inéditas.

 

Personas, lugares y hechos hacen parte vital de la estructura de esta inspiración, pero cuando fue escuchada por la multitud se sembró para siempre en la plaza ‘Alfonso López’ al lado del legendario palo e’ mango.

 

Con el paso del tiempo, la canción ha dejado regados pedazos del alma vallenata, porque muchas de las personas por quienes pregunta el compositor partieron, pero siguen presentes en la memoria de todos cuando la voz del cantante Silvio Brito la divulgó. “El que nunca ha estado ausente no ha sufrío un guayabo”.

 

Seguramente, este año muchos no podrán venir, pero las preguntas continuarán repitiéndose que son tantos los ausentes que el camino hacía Valledupar se encuentra bañado en lágrimas, que se secan con un pañuelo que tiene figuras de acordeón.

 

En este recorrido por el recuerdo cantado continúan contándose las anécdotas y los cuentos buenos, que el palo é mango sigue en la plaza igual, que los guajiros no faltarán y que ‘Ausencia sentimental’, se escribió en el pentagrama del alma, logrando correr como gotas de amor mezcladas con nostalgia por los recovecos del corazón de Valledupar. La tierra que siempre canta y encanta teniendo la virtud de hasta sonreír por dentro.

 

Ya regresa el abrazo vallenato sintiéndose el canto que tiene imán para atraer melancolías, poner de presente el amor por el vallenato y dejando a un lado las tristezas. Valledupar los espera para que pasen cinco días en estado de ‘Ay Hombe’…

 

La historia sigue su curso y el Festival de la Leyenda Vallenata se levanta victorioso y tiene la particularidad de abrir corazones, multiplicar alegrías y tener en sus acordeoneros y compositores a unos genios que se dedican a llevar correos cantados o ser simplemente periodistas musicales.

 

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