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  • Fabrina Acosta Contreras

Las superpoderosas haciéndole goles al machismo


Oriánica Velásquez

“Lo que está en nuestro poder lo estamos haciendo todo

y creo que con el apoyo de las federaciones y

los medios todos conseguiremos poner al fútbol femenino donde se merece”.

Celia Jiménez


Las mujeres unidas logran hacer realidades hasta las más arraigadas utopías, unirse es un acto de sororidad contundente que lleva a romper silencios, tejer alianzas y lograr transformaciones. Cuando las mujeres se unen, como lo hicieron las futbolistas colombianas se generan varias reacciones, por un lado, comentarios como “se unieron para hacer bulla”, “ solo quieren manipular, para sacar provecho” o “ que mamera ahora aparte de marimachos son dizque feministas”; por otro se escuchan reflexiones consecuentes con la realidad “ Se han unido para reivindicar sus derechos” “romper el silencio implica atacar todos los tipos de violencias” “ es momento de respetar a las mujeres y permitirles vivir en igualdad de derechos, equidad y no violencia, hay que apoyarlas”.


Ningún deporte es un juego trivial o un pasatiempo más, contrario a lo que muchos piensan el deporte es una profesión, exigente y a veces hasta ingrata, en la que sus protagonistas deben entregar su tiempo y su vida entera para dar lo mejor.


De este modo, ninguna revolución (pacífica y transformadora) merece ser censurada, siempre hay argumentos para iniciarla, por ello cuando se rompen silencios y se relatan situaciones de desigualdad, acoso, explotación o mínimas garantías como el caso de las mujeres futbolistas de Colombia, como ciudadanía deberíamos brindar el apoyo para no ser cómplices de circunstancias desfavorables y deshumanizadas que atentan contra la integridad de las deportistas, si bien fueron las superpoderosas quienes rompieron el silencio esto aplica a todas las disciplinas deportivas, es claro que existen situaciones de violencia basadas en género que son arropadas por una cultura machista que las naturaliza, que llama “locas y manipuladoras” a quienes se atreven a hablar y protege a quienes las ejercen, pasa en todos los ámbitos y cuando callamos, juzgamos o somos indiferentes, como ciudadanía seguimos afirmando “ese problema no es mío”.


Mujeres unidas y haciéndole goles al machismo

Es necesario que se levante una generación capaz de hablar y de unirse, en busca de la construcción de nuevas realidades, donde las mujeres no sean un objeto condicionado a la sumisión, y las superpoderosas son grandes representantes de las nuevas formas de ser mujer, una que se permite hablar, defender sus derechos y demostrar sus capacidades; no quieren “lastima” o “sobreprotección” ellas tienen carácter y múltiples capacidades, lo que piden es respeto, garantías y apoyo. Y este desafío se logra desde la sororidad, desde la cual, las diferencias no se convierten en competencias sino en hermandades que luchan por un propósito común aun desde diversos matices.


En este sentido, es importante mencionar que el sistema patriarcal en el que el mundo entero se mueve, dificulta que hombres y mujeres vivan de manera realmente humanizada, porque en muchos escenarios y el deporte (lamentablemente) no es ajeno a esto; se discrimina por roles de género, aprobando determinadas actividades para cada sexo y en peores condiciones se cosifica el cuerpo como si fueran maquinas del erotismo y no personas sentipensantes.


La desigualdad de género no es un problema que afecte solo a nuestro país, sino al mundo entero sin excepción de países desarrollados o no. Por ello las causas que buscan la reivindicación de los derechos de las mujeres no son “necedades o alborotos” es cuestión de dignidad y justicia amparadas en la historia, pues no es un secreto que a las mujeres nos ha correspondido luchar cada derecho logrado; como el derecho al voto, la educación y los derechos sexuales y reproductivos.


Como afirma la CEDAW “La participación de las mujeres en todas las esferas de la vida social, en igualdad de condiciones con los hombres, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país; sin embargo, en el mundo entero, ninguna sociedad ha logrado aun totalmente garantizar la plena participación de las mujeres, reconocer y potencializar su liderazgo y representar sus agendas y necesidades en las políticas públicas”.


Cada avance sin descuido

Para las superpoderosas lograr hacerse escuchar, estar en medios y salvar la liga femenina de futbol, implican avances representativos, pero les hago un llamado a estar alertas sin descuidarse para que no haya retrocesos. Afirmo esto porque a veces cuando estamos en la alegría de la celebración, los sistemas patriarcales y de “poder” aprovechan para hacerle “micos” a los acuerdos, ojalá esto no pase con el futbol femenino y que dichos acuerdos no sean “placebos” o “antídotos” para frenar el impacto mediático y salir victoriosos con “falsas” flexibilidades y apoyos.


Admirable labor las de las mujeres futbolistas que tejieron fortaleza y se hicieron escuchar, estas iniciativas siempre son favorables porque generan otras voces y se descubren casos que habían quedado en el silencio, lo cual, es aplaudible porque hay que erradicar todo lo que proteja a victimarios y denigre la calidad de vida de las deportistas; y desde estas letras hago un llamado a todos y todas las deportistas porque lo que sucede con el futbol femenino es una muestra de lo que ocurre en otros deportes, no se puede seguir jugando con los anhelos de los deportistas, manipulándoles con no convocarlos sino cumplen las peticiones de algunos, exigiéndole toda la entrega sin garantías logísticas para entrenar o negándoles el derecho a remuneraciones dignas; ningún tipo de abuso o violencia es un juego y hay que hacerle frente, el deporte es una herramienta poderosa para nuevos tejidos sociales y no puede convertirse en una trampa para los proyectos de vida de sus protagonistas.


Concentrarse en lo fundamental y no en los ataques

Cierro estas letras afirmando que es natural despertar críticas o ataques cuando se exigen derechos y se pretenden transformaciones, no esperarlos, sería como alborotar un avispero y pretender que ninguna abeja se defienda; de este modo, mi llamado a las valientes mujeres futbolistas que emprendieron esa contundente campaña contra el acoso y la desigualdad, es que no se distraigan con los (inevitables) ataques sino que se concentren en lo fundamental, pues el resultado de sus luchas garantizará a ellas y a las nuevas generaciones caminos más humanizados, en los cuales, transiten con libertad y dignidad cada mujer que quiera dejar su huella imborrable en la historia, a través del deporte.


Adelante chicas esto apenas comienza y no es tiempo de detener la marcha, quedan muchos goles por hacerle al machismo. Hay que tener presentes lo que afirmó Kofi Annan: La igualdad de género es más que un objetivo en sí mismo. Es una condición previa para afrontar el reto de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y la construcción de buen gobierno.

Vivan los goles que le hacemos al machismo!

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